no es una exageración ni una mentira cuando admito en un susurro que me gustaría vivir con vos... amanecer abrazados cada mañana, despertarnos juntos con la lluvia de la ducha matutina, desayunar mientras nos miramos... volver a la casa al final del día y reencontrarnos, contarnos lo lindo y lo feo, reirnos, mirarnos nuevamente en silencio...
quiero vivir con vos, porque sin vos ya no puedo vivir.