me pasé la vida llorando entre las letras anónimas de papeles gastados, y canciones que nacían y morían una tras otra para calmar -o empeorar- mi dolor... después llegaste vos, y a medida que mi mundo se desarmaba, armabas otro para mí, donde pudiéramos refugiarnos del resto...
y siempre funcionó, hasta que ese mundo te quedó chico y decidiste romper sus paredes para escapar en busca de uno más grande, o tal vez de uno sin límites, sin paredes, sin fronteras...
y ahí me quedé yo, en medio de los escombros, con el alma abierta, con el corazón lastimado, con una lágrima que luchaba entre nacer y no nacer hasta que se estancó en el fondo de mi ojo izquierdo (porque era el izquierdo el que más te gustaba)...
ahora tengo miedo de salir a la calle, de caminar si no es de tu mano, de hablar si no es a vos...
sin embargo, lo hago... porque en el fondo entendí que es la única forma...

3 delirios ajenos:

El Vizconde Valmont dijo...

¡Demontre! eso sí que es desgarrado. Míralo por el lado bueno, por lo menos te ha quedado un texto bien chulo. No pretendo ser cínico, ojalá escribir te haga sentir mejor.

Miguelo dijo...

jo cada dia me gusta mas como escribes.

Markesa Merteuil dijo...

A mí me inquieta ese miedo. Busca su origen. Es urgente. Busca su origen y expúlsalo. Y vive, vive por ti y para ti, que a fin de cuentas tú eres la importante. Y el dolor, déjalo como mero recurso literario. Ya sabes eso de que las canciones de desamor son las más logradas...