no había sol que pudiera alegrar su tarde. el día había empezado bien, pero con el paso de las horas había ido decayendo. tenía mucho para hacer, pero no tenía ganas. y la angustia también le jugaba en contra. se encontraba en un punto estancado en su vida. quería avanzar a pasos agigantados, y sin embargo no se movía. dependía del tiempo, como siempre. quería escaparse, tenía ideas, quería cumplir sueños. sabía que cuando se terminara este período sus sueños permanecerían inconclusos, y eso le molestaba. quiso hacer algo, pero era tarde. entonces se sentó a esperar. le aburría su vida, y sus ideas no eran lo suficientemente fuertes como para llevarla lejos a esos lugares que inventaba para refugiarse en los días así.
el único escape era la televisión. si veía y escuchaba algo que la distrayera ya no tendría que pensar, y todo lo malo se alejaría. de cualquier forma era una solución parcial, porque sentada frente al aparato su vida seguía estática, y cuando se apagara, los problemas volverían.
no había solución ni respuesta clara. no había opción. escaparse ya no era una posibilidad.
suspiró. lo pensó. se resistió.
después se rindió... puso empeño en los quehaceres, hizo lo que tenía que hacer...
sus sueños seguirían ahí expectantes para cumplirse unas semanas después cuando ella se librara de sus obligaciones.