debería aferrarme a ese recuerdo, al de anoche,
al desprecio injustificado, al maltrato subliminal, al rechazo constante...
y sin embargo, cada vez que tus pies arrastran a tu cuerpo hasta donde está el mío, me olvido de pensar... la múscia me aturde, y el alcohol me nubla la vista, entonces me imagino que tu voz y tus ojos me invitan... me pierdo siguiendo tu cuerpo que se mezcla entre la gente, hasta que en la mitad de todos, tus brazos me rodean cubriéndome por completa... entonces desaparezco, y me siento abstraida de este mundo, y puedo ser tuya, mientras vos te dejas ser mío porque en esta cuarta dimensión que ahora me absorbe no hay cosas prohibidas, ni dedos acusadores, y el tiempo no corre...