imaginame eterna,
con mi mirada perdida,
y mi sonrisa brillante
recordame eterea,
bailando al compas de la melodía de tus palabras,
deseame ardiente,
y que el fuego en mis dedos queme tu piel

ahora entiende.
cierra los ojos, respira profundo.
ya no quedan dudas.
ya no sobran las miradas.
ya no faltan las palabras...
duele.
pero entiende.

no puedo decir cuál fue el día,
cuál fue el momento,
cuál fue la palabra,
si faltó algo, si sobró algo...
no sé qué pasó, por qué, cómo.
solamente se dio así.
y acá estamos, yo donde siempre estuve, y vos, quién sabe.
pero te espero porque desde que te fuiste mi mundo perdió sus colores,
y las mariposas a las que me había acostumbrado se fueron con vos

a veces siento miedo.
miro a mi alrededor y me pregunto si esta era la vida que realmente quiero.
a veces el vértigo me hace sentir fuera de mi cuerpo, y veo mi vida desde afuera, como espectadora más que como protagonista.
pero la vivo, paso a paso, día a día.
trato de tomar las riendas, de evaluar opciones, de elegir las que creo mejores.
porque esto es todo.
acá, ahora, no quiero perderme un segundo.
después del próximo parpadeo podría tener 40 y la mitad de mi vida habrá pasado.
por eso trato de saborear las victorias, de aprender de mis derrotas, de levantarme cuando me toca caerme, y de evitar los errores de los que ya aprendi.
me río hasta que la panza me duele, y lloro derramando pedacitos de mi corazón.
no quiero despertarme un día con la sensación de que mi vida se termina y nunca sentí nada realmente.

las noches en que no necesitas mi compañía, tu indiferencia muestra tu verdadera cara.
entonces me doy cuenta de que no soy nadie, no soy nada, y todo pierde un poco el sentido. mis pensamientos dejan de recordarte y ya no me pregunto por vos. no imagino más mi cuerpo recostado en tu cama con un libro en la mano, mientras vos haces tus dibujos sentado en el escritorio. ya no invento momentos memorables de nuestro pasado, ni me imagino cosas impsibles en el futuro. no pienso en el viernes que viene, ni en como hacer para cruzarte casualmente y manipularte para que me invites a hacer algo.
las noches en que no me necesitas, tu soberbia borra en mi cualquier urgencia de tenerte, y por un rato, te olvido.

nadie va a saberlo.
nuestra historia nunca va a ser la trama perfecta de una película.
nuestro primer beso no va a emocionar a millones,
nadie va a repetir las frases que me escribías,
y nunca nadie va a llorar con nuestra despedida.
la nuestra es la historia más linda (triste) del mundo,
y nadie más que nosotros va a conocerla.

nos cruzamos.
yo corría de la oscuridad de mi soledad, de la lágrima fácil, de la historia fallida; vos te escapabas del compromiso insostenible, de alguna loca como yo que te quiso sin saber que no debería.
y nos encontramos.
no era el mejor momento, y sin embargo ahí estábamos.
nunca vi una madrugada desde tu cama, hasta que fue la última.
esa noche, y sin querer, mitad por mi inconsciente ansioso, mitad por el alcohol que habla a traves de mi, susuré que te quería.
la mañana siguiente no hubo despedidas.
nos despertamos, nos besamos, nos acurrucamos.
me trajiste a mi casa.
nunca más te vi.
(te tragó la tierra, o volviste a correr)

te extraño.
para que duela menos duermo las horas, y me callo las dudas.
hoy llueve, y si llorara, nadie lo notaría, las mías se fundirían con las lágrimas del cielo.
pero no quiero.
mejor me voy.
ya no te espero.

pareciera culpable, pero en el fondo no lo soy.
no pido esto.
no quiero quererte con cada latido cada noche, mientras tu cuerpo descansa solo o acurrucando cuerpos extraños, quizas.
no puedo evitarlo, no quiero necesitarte, pero quisiera que por una vez pudieras entender la magnitud de lo que digo.
quisera leerte las mil y una palabras que escribi pensando en tu nombre, quisiera decirte el número exacto de lágrimas que derramé por vos, quisiera contarte que la forma en que me besabas todavía me hace vibrar el cuerpo con su sólo recuerdo.
y sin embargo me callo, porque aunque quisiera dejarte entrar del todo, eligo preservarme, porque aunque me haga la fuerte, en el fondo sigo siendo yo: la sensible, la que piensa en vos aunque nunca supieras que estabas en mis pensamiento, la que se fija en los detalles, la que sufre por todo, la que todavía no aprende y que cada vez que te ve, salta al vacío inmenso de tus brazos...