ya no tengo más miedo,

con un invierno tan largo, me había olvidado lo feliz que me hacía el verano!
pero volvió, y con él, lo mejor de mi.

sé que me quisiste. yo también te quise.
te quise como pude, hasta donde pude... quiero decir que fue mucho, no pienses que no...
pero llegué a un límite, o llegaste vos, mejor dicho.
ojalá no lo hubiera hecho.
me diste todo de vos, y yo te di de mí todo lo que me pertenecía...
no alcanzó, lo sé...
perdonarme por no darte un corazón que ya no era mío...

si te vas, llevame con vos. no quisiera quedarme acá sola y triste. de cualquier forma, sin vos, moriría.
quiero acostarme al lado tuyo, y despertarnos abrazados. quiero equivocarme y pedirte perdón. quiero que me abraces rompe-huesos y nos riamos pensando que ese error quedó atrás, y avanzar. y caminar de la mano juntos por este camino que dicen que es la vida. y sentarme a esperarte cuando llegues tarde, y a veces enojarme por tu tardanza y a veces agradecerla en secreto porque, aceptemoslo, siempre demoro más que vos en estar lista.quiero esconderte la ropa para que no puedas irte, y jugar a las escondidas en los rincones de la casa. quiero pisar el mármol frío de la cocina descalza y que corras detrás de mí para atraparme. quiero entrar a la ducha mientras te estas bañando, y dejarte que me enjabones, y que me laves el pelo, y que me hagas caricias que me pongan piel de gallina aún bajo el agua tibia. quiero besarte el cuello, y la espalda, y hacerte masaje cada vez que quieras, y dejarte que me hagas masajes para estremecerme en tus manos y después darme vuelta para que me hagas el amor.quiero recostarme sobre tu costado izquierdo y sentir latir tu corazón, y que pases tu brazo al rededor mío y me hagas cosquillas en la cola. quiero saber de vos todo eso que de a poco me vas mostrando,y más aún todo eso que sos reacio a mostrar, y quererte por ser como no queres que sepa que sos. quiero escrbirte cartas, y cosas, y poemas, y animarme a mostrártelos y a convencerte de que te quiero más allá de lo imaginable, y que me creas aunque sea un poco. y quiero despertarte, llenarte de besos, morderte, convencerte, que te dejes seducir. y que me quieras, quiero por sobre todas las cosas que me quieras por lo menos una parte de lo que te quiero yo. y saber aceptar cuando me digas que todo se acabó, y saber entender cuando no me llames más en la mitad de la noche, y salir de tu vida airosa, con la frente en alto y el corazón en la mano, comprender que te quise y que se terminó...
mejor no, cuando te vayas, dejame morir, no me lleves con vos...

a veces me siento zigzageando entre la ciclotimia, y la bipolaridad. pero por la depresión que me alcanzó hoy culpo al síndrome pre menstrual. definitivamente hoy tiene la culpa mi condición femenina, eso claro, y el hecho de que ya no estás, de que hace 2 semanas te pedí que ya no estuvieras.

por momentos me dan ganas de salir a buscarte pero lo haría por las razones equivocadas.
aunque suelo presumir de mi carácter fuerte y de mi valentía para decir las cosas, me siento impotente pensando que voy a enfrentar al mundo yo sola, que tu mano no va a estar para animarme a seguir, que tus palabras no van a estar para alentarme, que tu abrazo no va a estar para reconfortarme si algo sale mal.
dicen que siempre en una pareja uno de los dos quiere más... en mi pareja anterior me tocó ser a mí, esta vez, y aunque me duela decirlo, creo que te tocó a vos...
"buena suerte, chau, adiós"

a veces creo en los finales felices. una vez estuve tan cerca de uno que casi lo toqué. aunque si lo pienso un poco, no hubiese sido un final-final. sino el fin de algo y el principio de otro algo que iba a venir. no paso, pero si hubiese pasado, hubiese sido feliz.

pienso en mis abuelos: 50 años de casados y creo que todavía siguen tan enamorados como el primer día. 50 años bailando juntos el vals, esa era la idea para el tópico de su fiesta de aniversario. pocas cosas más románticas que esa vi en la vida real. y hubiese sido un final de un cuento si hubiese terminado ahí. pero no, la vida sigue. no se termina cuando todos sonreímos y comemos perdices. entonces se arruina por algo, cualquier cosa, por chiquita que sea.
no quiero que pase nunca, pero si algún día uno de los dos ya no está? entonces dónde queda el final feliz que todos necesitamos para seguir creyendo, para seguir apostando?
por eso digo que a veces creo, y a veces no, porque mis otros abuelos también se querían, y nunca llegaron a los 50 años de casados, ni a mi graduación, ni van a estar para ver si yo algún día tengo algo cercano o parecido a un final feliz.

nadie entiende eso del je ne sais quoi del invierno... es difícil de explicar. duele, eso sí; de eso no hay duda.

pero es un dolor reconfortante, un dolor que queremos que duela. nos permite refugiarnos detras de su manto de frío, y escaparnos del mundo cuando queremos.
en invierno tenemos más excusas para ser sombríos, y elegir quedarnos en casa, y abrazar a alguien, cualquiera, y fingir que lo queremos y pedir que nos quieran. todos entienden, porque es invierno...
pero mañana empieza el verano, y normalmente a mí me encanta, pero este año no sé, este año tengo miedo.

¿cómo mido la distancia?

no parecen adecuados los kilómetros, ni los metros, ni los decímetros, aunque nunca haya terminado de comprender muy bien qué eran... que chico me queda el sistema métrico!
puedo decir que hace ciento y pico de días desde la última vez que te crucé, o más de trescientas sesenta y cinco horas desde el último beso, y aún así no estaría clara la distancia que hay entre vos y yo.
podría decir noventa y siente llamadas telefónicas que no se hicieron, doscientos cuarenta y un mensajes de textos que no se mandaron, incalculable cantidad de abrazos y besos que no se dieron, silencios ganando a las palabras, muecas que se esconden, lágrimas que no llegan a nacer, una nube, mi taza rota y los pedazos desparramados en el piso, yo indiferente, anémica, inherte...
ahora sí creo que se entiende un poco más la magnitud de la distancia.

siempre quise aprender a tocar el piano.

creo que doy con el perfil: tengo los ojos grandes y tristes,
y el corazón entre angustiado y sereno.
¿será que podré?
de vez en cuando lo miro de reojo, deseosa, me siento en el taburete, levanto la tapa, acaricio las teclas -blancas y negras-, intento descifrar las notas de las partituras que alguna vez pertenecieron a mi abuela y tienen las hojas amarillentas...
pienso cómo se habrá sentido ella de chica, seguramente empujada a aprender por una sociedad que determinaba ciertos estándares para las "mujeres bien". ella que siempre porta una sonrisa, ella que siempre tienen una palabra optimista para decir, o una anécdota graciosa para contar. ella que le escapa a la tristeza y a las nubes negras. seguramente tocaba canciones alegres, de ritmos movidos, y alegraba reuniones familiares. seguramente...
yo, en cambio, quisiera rozar las teclas y desnudar mi alma. que mi corazón se desangre poco a poco, con cada nota, que la música me libere de la presión que siento cada tanto en el pecho...
para que yo también pueda sonreir, y que mi sonrisa se sienta verdadera y transparente, y que mis ojos vuelven a brillar un poco como alguna vez lo hicieron.
y entonces mi abuela pueda enseñarme las canciones festivas que ella sabe, y se siente al lado mío en el banco, como cuando yo era chiquita y jugaba a ser como ella.