no vamos a comer perdices...

es el miedo a estar sola para siempre, no porque ya nadie me quiera, sino porque ya no creo que haya a quien querer. nadie parece valer la pena. la gente de oro parece haber desaparecido de este mundo. seguramente por eso acá está todo tan mal. debe haber un mundo nuevo, en algún otro planeta. se llevaron a los mejores, a los que brillan, a los que saben, a todos ellos que nosotros solíamos admirar. a los otros, a los comunes, a los que nos perdemos en la multitud, a los grises, nos dejaron acá. solos y ciegos, esperando. consumiendo hasta lo último de los recursos naturales, creando guerras, robando, peleando, matando, muriendo. nos libraron a nuestra suerte, que es poca y mala. no hay buen futuro. pero, eso sí, nos dejaron la religión, no perdamos la fé, nos prometen algún día un mundo mejor. claro que para eso primero tenemos que hacer explotar la Tierra y morir en el intento.