me preguntaba si te acordarías de mí de vez en cuando, cuando llueve, por ejemplo, o cuando hace frío, o cuando hay sol... cualquier momento, no sé, cuando te pasa algo bueno y querés compartirlo, o cuando te pasa algo malo y querés olvidarte... 
normalmente no pienso en vos, y no me importa si pensas en mí... 
pero a veces me dolés en la piel, y en la sangre... entonces todo importa un poco más, y espero que sí, que te acuerdes a veces de mí, que yo también importe.

vola.
vola conmigo.
volemos juntos.

quise ser como no fui, mirar de arriba, con desdén.
terminé con unas lágrimas de más, y unos cuantos agujeros.
entonces comprendí porque un pájaro no podrá nunca ser un pez

andaba así como quería,
tan sin miedo, temeraria;
tan sin nada que perder.
y entonces te perdió,
porque el tiempo que a veces es justo,
y a veces olvido,
la mitad más preciada se evaporó.
caminó cuanto pudo hasta que sus pies sangraron.
nunca jamás de los jamases ella te encontró.
en cambio esperó al año nuevo para dar un paso en falso
y se fue con el primero que le prometió un poco de amor.

una sonrisa pintada en un papel:
recuerdos, sólo eso...
y una lágrima quiere escaparse.
buenos momentos.
nadie quiere decir nada, todos tienen miedo a decir algo de más.
entonces callan,
para bien o para mal.
yo ya no entiendo ese tema del tiempo,
no sé si es, soy fui, fuimos, nunca seremos,
es igual, hoy estas lejos.
pero va a pasar, como todo.
siempre pasa.
yo sigo regalando sonrisas.
estoy bien, con o sin vos.
conmigo.

algunas noches estoy demasiado sola, y demasiado rota.
entonces me acuerdo de vos, solo de vos, siempre...
y me arrepiento de todo lo que hice para alejarte, cuando lo único que quería era que te quedaras conmigo

quiero navegar en barquitos de papel, y volar desde tu ventana en el avioncito que acabas de hacer. caer de un chapuzón a la pileta y quedarnos ahí tirados, flotando, contemplando la inmensidad del cielo desde abajo. viéndolo mutar del celeste al naranja y del naranja al negro. y ver cómo lo negro de a poco comienza a llenarse de una infinidad de puntitos plateados que brillan y nos invitan que vayamos hacia ellos, que los alcancemos, que saltemos bien bien alto y volemos, y entonces enredemos algunas estrellas en nuestro pelo, y volvamos a caer. pero esta vez caemos al pasto, en la isla, donde nos recostamos en silencio, y escuchamos cantar a los grillos y a las cigarras, mientras trato de esconderme del ataque de los murciélagos. y contamos bichitos de luz en la distancia y reímos. después volvemos, nos besamos y nos abrazamos hasta que nos gastamos los labios y el cuerpo, y nos dormimos para soñar y recordar un día perfecto. y en algún momento despertarnos, y empezar todo de nuevo, otra vez, desde cero.

nos entendemos.
eso me encanta.
nos acoplamos, nos acompasamos.
pero a veces me callo, para no asustarte, y te miro fijo esperando que mis ojos lleguen donde mi voz no.

dejame ser, y olvidate

por los contornos que me dibujas con tu dedo índice, porque temblas con ciertas caricias, por tu desvergüenza tan opuesta a mí, por tu seguridad que roza la arrogancia (que un poco también me gusta), por la forma que mi piel se siente cuando la rozas con tus labios, y por como mi cuerpo se enrosca cuando jugas en mi cuello. porque la horas aunque sean muchas, son pocas. por cómo se ve el mundo desde tus ojos, y porque me dejás verlo. por las mil cosas que hago con vos, que sin vos jamás haría. por las lunas llenas.
si, por eso. por todo. por mucho más.

tocame. sabeme de memoria, a ciegas. aprendete los rincones de mi cuerpo, la suavidad de mis manos, el olor de mi cuello. por si algún día se te borra algún sentido, o por si algún día la luz se acaba. para que puedas reconocerme a la distancia, y no te engañen con palabras dulces, ni caricias similares. sabete la forma en que beso cada parte de tu cuerpo, recorda la calidez de mis labios en tus labios. que se grabe en el interior de tus párpados las palabras que mis ojos te gritan. y no me olvides, por sobre todo, no me olvides.

te reís a carcajadas, y me rindo. no puedo hacer más que reír con vos. entonces el tiempo frena un poco, y luego vuelve a correr, y luego camina lento. no sé, vos sabés. y entonces nos miramos, tus ojos fijos en mis ojos, y viceversa. ya no sos distancia. nos acercamos. nos miramos más de cerca. nos tocamos, mis manos miran tu piel, tus piernas miran mi cuerpo, sin darnos cuenta ya no hay espacio, no queda nada. solo mentiras y nosotros, puras mentiras, esas que nos decían cuando intentaban enseñarnos lo más básico de la física, que un cuerpo es uno, y ocupa un espacio, y dos cuerpos no pueden ser uno y ocupar el mismo lugar. mentira. nos mintieron. mienten. no podrían saberlo. no así, no como nosotros.

ahora es tarde.
te celo.
y quiero correr a los brazos de algún desconocido para hacer lo que pienso que tal vez haces con otras cuando no estás conmigo.
pero sólo que en realidad no quiero, lo haría por vos, para no ser menos, para demostrarte que sos para mí tan poco como lo que soy para vos.
o no.
porque no sé que soy para vos.
y algunos días te odio.
pero casi siempre te quiero.

cuando me voy, no vuelvo.
no me lo permito.
me arrastro por el suelo reptando lejos,
y aunque duela, no, no vuelvo.
pero esta vez no me voy yo,
se nos va el tiempo, porque se acorta, y se acaba.
no quisiera irme, pero el tiempo me lleva.
-y a vos también-.
esta vez no es que vuelva, pero él va a devolverme inevitablemente.
y voy a estar acá.
ojalá que a vos también te devuelva.
y seamos lo que no somos por un tiempo más.