quiero navegar en barquitos de papel, y volar desde tu ventana en el avioncito que acabas de hacer. caer de un chapuzón a la pileta y quedarnos ahí tirados, flotando, contemplando la inmensidad del cielo desde abajo. viéndolo mutar del celeste al naranja y del naranja al negro. y ver cómo lo negro de a poco comienza a llenarse de una infinidad de puntitos plateados que brillan y nos invitan que vayamos hacia ellos, que los alcancemos, que saltemos bien bien alto y volemos, y entonces enredemos algunas estrellas en nuestro pelo, y volvamos a caer. pero esta vez caemos al pasto, en la isla, donde nos recostamos en silencio, y escuchamos cantar a los grillos y a las cigarras, mientras trato de esconderme del ataque de los murciélagos. y contamos bichitos de luz en la distancia y reímos. después volvemos, nos besamos y nos abrazamos hasta que nos gastamos los labios y el cuerpo, y nos dormimos para soñar y recordar un día perfecto. y en algún momento despertarnos, y empezar todo de nuevo, otra vez, desde cero.