"no lo entiendo", te digo.
y vos te sonreís, y ahi como estoy, despeinada, descalza y en puntas de pie para alcanzarte, me abrazas.
es que no puedo explicar como llegas, y soplas lejos lo que hubiera de malo,
y te llevas lo que sea que estuviera molestando con tu sola presencia.
caminás hacia mí con esa despreocupación que me calma y me estresa,
y me haces feliz:
en las noches de verano que esperamos que lleguen,
en las siestas que dormimos entre abrazos y despidiendo al invierno,
cuando me comes a besos, y no dejas mis migas,
en la mueca que dibujas justo después de despertarte

una vez, cuando éramos más chicos, en una clase que no compartíamos, una persona que después me traicionó; medio en serio, medio en broma te dijo, refiriéndose a mí y todos rieron: "no dejes pasar el tren".
y la vida es un poco como los trenes, o será que los trenes son la manera más figurativa para poder explicar las oportunidades de la vida.
la cuestión es que pasé más veces de las que puedo recordar, y vos siempre parado con el boleto en la mano, me mirabas marchar.
entonces el tiempo que compartíamos se terminó, y yo dejé de pasar, y las oportunidades se nos dejaron de presentar, y ya nos gana el tiempo que no somos nada, al tiempo que fuimos "algo".
y a nadie le importa, pero no sé, hoy llueve.