Todo lo que siempre quise escuchar, y más.
Y más.
Todo desde esa forma de ser tuya y única.
Y mi perfume inundaba tu aire.
Te dije que tenía frío, y te di de a una mano por vez, mientras con la otra sostenía el vaso casi vacío.
Yo pretendía una cotidianeidad que vos te empeñabas en desbaratar. Te hablaba de todo, de la vida; de nada. Y vos, querías saber más, "algo del corazón" me dijiste. Te dije que todo lo que decía, era del corazón. Como siempre, no me creíste.
Y ahí estábamos, aturdidos, confundidos, alucinados.
No pregunté ninguna de todas esas cosas de las que en realidad no quería saber las respuestas. Vos insistías en querer decirme que yo era el amor de tu vida.
Vos también sos el amor de mi vida. Un amor eterno y pasado, el amor de mi vida de una vida que ya no elijo. Pero permanece, intacta, intocable, inalcanzable, en ese universo paralelo donde sí nos animamos a todo, cuando todavía había tiempo.
Así que gracias, me encanta saber que yo soy el amor de tu vida, en cualquiera de tus vidas