Gracias por el sacudón, el huracán, el abandono, la caída. 
Gracias por irte y dejarme librada a mi suerte, sólo así volví a encontrar mi verdadero valor. Solo así supe que era momento de salvarme a mí misma nuevamente.
Reencontré la fuerza que había dejado de necesitar porque me apoyaba en vos. Reencontré mi voz, que se había aplacado para susurrarte, y ya no para elevar mi grito de libertad. Reencontré todas las palabras que tenía guardadas en mi corazón, que estaba encadenado al tuyo. 
Me reencontré a mí misma, la de la risa fácil y el pelo despeinado, la de ojos soñadores y pies voladores, la de sentimiento rebelde y corazón amable. Reencontré mis letras, mis sueños, el baúl lleno de ilusiones. Me reencontré con los besos fugaces y las conversaciones histéricas. 
Incluso me reinventé, dejando atrás la que ya no quería ser.
Gracias por irte, y dejarme a solas conmigo misma.