Elegí tus ojos, incompletos, de a pedazos, rojos, para mirarlos toda la vida. Tus ojos y tus pestañas que llegaban hasta el cielo, como mi amor. Podría haberme pasado la vida colgada de tu mirada. Pero elegiste irte y dejarme a oscuras. Sin imaginar que mi brillo iba a ser mil veces más fuerte que el destello de tus ojos. Soy mi propia luz, ya no te necesito alumbrando mi camino.