Pero ese día lo viví como uno más, hasta que dejó de serlo. Y estoy casi segura de que paraste el tiempo, o por lo menos el tiempo de mi mundo. Fue un momento frío, triste, solitario.
No te culpo, y aunque juré olvidarte, hoy juro que ese momento fue inolvidable. Y aun hoy, en la distancia –de tiempo y espacio- me pregunto qué hubiera pasado y le doy cada día un final distinto a la historia que nunca fue.
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