yo todavía te espero en donde ya no venís a buscarme

sé que eso del amor no es lo tuyo, aunque en realidad no sé por qué.
supongo que porque nunca te tocó todavía, o tal vez tenés un poco más de miedo que yo.
sé que no se te da.
por eso me río cuando abrazas a otra mientras me miras.
porque aunque a veces me quiebre por dentro y no quiera enfrentarlo,
en el fondo lo entiendo.
y te entiendo.

"me acuerdo de muchas cosas", me dijiste mientras acercabas tu boca a mi cuello, y mi mundo tembló un poco...

me quedé pensando en lo que dijiste, digo.
no, no digo, pienso...
y no es lo que dijiste, sino lo que escribiste y que yo lei con el tono y con las pausas y con los gestos que vos hubieras usado.
sos tan vos.
seguís siendo tan vos.
tan único.
pero mi vista está en el horizonte, y eso es adelante, aunque nunca lo alcance.
y vos te quedaste atrás, muy atrás, abajo de tantas otras cosas que pasaron después de vos...
y quedaste abajo, muy abajo.
lo suficientemente abajo como para que ya no pueda verte, ni tocar tu recuerdo, ni escuchar lo especial de tu risa, ni preguntarme por el nombre que tendrá el color indefinido de tus ojos.
y adentro.
lo suficientemente adentro como para que aunque no te vea y no alcance tu recuerdo, alguna vez todavía te piense.
y sí, me gustaría alguna vez vovler a verte, pero eligo avanzar, digo.
no, no digo.
pienso.

hablábamos de los temas más superficiales para disimular las ganas de besarnos.
te preguntaba de tu vida, y tus pasatiempos, mientras vos tratabas de escurrir tus manos entre mis piernas.
no tardamos mucho en perdernos en un remolino de sensaciones y suspiros agitados, y aunque no era el momento ni el lugar adecuado, nos dejamos llevar.
lejos de ojos prejuiciosos, volvi a ser para vos esa que alguna vez inventé para convencerte de perderte en mis brazos. mi alterego me cambia, y te convence, y entonces no hay conciencia, ni razones, y soy tuya.
te quise nuevamente por esos escasos minutos que duró nuestro encuentro...
que no hay dos, sin tres...
...dicen...