a veces acá, a veces allá.
a veces me hablas, otras tantas me olvidas,
decís que pensas que me cansas y desapareces,
pero siempre (casi) estas...
como una vez cantó sabina,
me podrán robar tus días,
tu noches no;
son mías

espero.
sé que estás viniendo.
lo que hace más de dos años es, va a dejar de ser.
lloro.
me tiemblan las manos mientras te escribo la última cosa que jamás te voy a escribir.
duele.
aunque esta decisión la tendría que haber tomado yo mucho antes que vos.
te voy a extrañar,
hasta siempre.

el reloj no para, no puede parar. todo lo otro sí.
entonces parece que estoy en cámara lenta, y que todo se intensifica.
todavía puedo ver tus ojos brillando, iluminando tu sonrisa que sonríe porque me mira, y quiere mirarme [y sonríe por mí, porque estoy ahí, porque soy tuya].
y se me pone la piel de gallina, y me corre un temblor por todo el cuerpo.
[si, como cuando me besas(abas)]
y me asfixio, el aire se hace espeso y casi puedo sentir el esfuerzo de mis pulmones agrandándose para recibirlo y llenarse de él.
pero lo disfruto porque te amo tanto que cualquier dolor es tolerable a comparación de la insoportable sensación de sentirte (y saberte) ajeno, a comparación de la inmensa pena que produce tu ausencia.
pero sucede de repente. como dicen en el gran pez.
el silencio explota contra mí, y el tiempo vuelve a correr no a la velocidad normal (aunque sea relativa), sino mucho más rápido, para compensar el tiempo que estuvo parado.
y entonces ya no estas, y en realidad hace meses que te fuiste, pero el tiempo había estado parado porque me habían hipnotizado tu sonrisa y tus ojos (que eran míos), y no me dejaste nada.
sólo esta desilusión en forma de tu persona, con tu nombre y tu cara;
y tu recuerdo.
ya no siento el dolor en mis pulmones, el aire es normal y respiro, pero me duele todo el cuerpo.
todo lo otro me duele desde que no estas,
y quién sabe cuánto es eso.
el tiempo a veces juega juegos conmigo que yo no sé jugar.
no quiero jugar, me duele.
y las agujas aturden mis oídos con sus tics, y sus horriblemente fuertes tacs.

siempre tendremos paris

salvo por el hecho de que nunca tuvimos nada,
ni siquiera algo,
nada,
ni un recuerdo al cual aferrarme,
nunca,
ni siquiera fuimos.
nada.

soñaba, al perderte sentía un dolor tan fuerte que parecía la vida real, como esa vez que me dijiste que no me querías. pero te recuperaba, porque los sueños son sueños. y en mitad de la noche me desperté riéndome a carcajadas y llena de felicidad porque te sabía mío.

será la forma que tiene mi subconsciente de recordame que no te olvidé...

nos equilibras, equilibras esto que somos sin ser,
me equilibras.
siempre me gustaste porque nunca te guste más tiempo del que vos me gustaste a mí,
o algo así.
me buscas de vez en cuando.
y después desapareces, justo antes de que yo quiera que desaparezcas.
entonces me dejas esperando más,
no porque en realidad lo quisiera,
sino porque no me dejas tenerlo(te).
yo no desaparezco,
nunca, no me das tiempo.
pero es bueno.
una vez quise desaparecer, y ya no volví.
entonces espero entre ansiosa y resignada,
a la próxima noche que entre copa y copa,
te acuerdes de mí.

se termina.
siempre.
incluso, tal vez (quién sabe), nunca lo hubo:
amor
-o compañía, o cariño, o calentura, o solo sexo-.
pero fue amor, tenía que ser amor,
porque siempre te enseñaron que sino, estaba mal.
sos una chica bien,
no podes calentarte,
no podes querer que te alcen, y te aprieten contra una pared de un cuarto donde nunca antes habías estado,
y que el momento borre tu conciencia, y tener esa necesidad de tener sexo sin siquiera terminar de sacarte la ropa porque no te quiere hacer el amor, solo quiere cojerte.
y no podes terminar agitada en el piso, ni levantarte e irte sin decir nada.
-porque no importa nada-.
tiene que ser en una cama,
tiene que haber pétalos de rosas,
tiene que besarte la boca, el cuello y la espalda,
tiene que acariciarte, decirte que te ama,
y abrazarte después de haberte hecho el amor.
entonces fue amor,
porque nunca lo dejaste que te coja.
y ahora vos pensás que es amor, cada vez que alguien te toca.
y te rompieron el corazón tantas veces,
que ya no sabes hacer al amor,
porque ya no amas.
pero cojes, y a ellos les gusta,
siempre nuevo, siempre distinto,
y les gusta siempre.
y siempre se termina,
(porque todo se termina)
tenes un corazón roto,
¡pero qué sonrisa!

un feliz día para todos aquellos que todavía se animan a amar