jamás pensé en volver a entregarme.
no de nuevo, no después de tanta historia, tanto dolor, tantas mentiras, tantas excusas.
pero te tenía en frente, y eras el escape perfecto en esa noche en que nadie más contestó mis mensajes.
eras el tercero de una lista de cuatro que prometía seguir creciendo.
pero una noche fuimos a cenar.
y una tarde me invitaste a navegar.
y sin querer, me abrazaste mientras creías que dormía y me diste un beso en el hombro.
(yo temblé)
entonces empecé a querer verte, y a necesitar hablar con vos.
y ahora estoy en esa situación en la que si te tengo al lado no puedo quedarme callada, ni dejarte que me abraces en silencio, o que me beses mientras tenemos música de fondo, porque entonces no podría aguantarme, y te diría que te quiero.
que simple y sencillamente, te quiero.
ni con ideas raras de relaciones con compromisos, ni un "veni a cenar a mi casa", ni quiero verte en las vacaciones, ni quiero que te cases conmigo.
solamente eso: me gustas, te quiero, me hace bien estar con vos.
y no puedo decirlo, porque entonces correrías tan lejos a donde mis ojos ya no pudieran alcanzarte, y tus invitaciones se distanciarían más hasta hacerse inexistentes, y tus besos escasearían.
y yo volvería a quedarme vacía.