Eso que dijiste mientras fingías decir...

Siempre me dijiste que me amarías, pero nunca dijiste que solo lo harías si yo era quien vos querías que fuera.
Siempre dijiste que me apoyarías, pero nunca dijiste que lo harías solo si yo hacía lo que a vos te parecía correcto.
Siempre dijiste que luchara por lo que creía correcto, pero nunca dijiste que luchara solo si coincidía con lo que vos pensabas.
Siempre dijiste que estarías para cuidarme, pero nunca dijiste que lo harías solo si me quedaba cerca tuyo.
Siempre dijiste que tenía alas para volar, pero nunca dijiste que podía hacerlo.
Siempre dijiste que me escucharías cuando necesitara hablarte, pero nunca dijiste que me escucharías solo si lo que fuera a decir fuera lo que querías escuchar.
Siempre dijiste que elija mis propios caminos, pero nunca dijiste que lo hiciera solo si vos los aprobabas.
Siempre dijiste que siguiera mis instintos, sin importar lo que los demás pensaran, pero nunca dijiste que no te considerabas parte de “los demás.”
Dijiste muchas cosas, discutiste muchas verdades, juraste muchas mentiras. Me hablaste de amor eterno, y nunca fuiste capaz de cumplir una promesa. Nunca fuiste capas de decir nada que realmente tuviera valor en el alma.

Nunca estuve cuando me necesitaste, y nunca estuviste cuando te necesitaba, nunca me acompañaste cuando estuve mal, y nunca me abrazaste mientras lloraba.
Nunca dijiste nada de lo que quería escuchar, o acaso nunca escuché nada de lo que querías decir.